- Los conciertos de Manzanita y Capitán Ludd cubrieron todo el espacio en el ábside de El Salvador

- Las entradas para los cuatro pases de los conciertos en el Refugi del camí d’Onda se agotaron en menos de 3 horas


“Gracias al público por apostar por un nuevo proyecto cultural que combina el patrimonio y la música”. Así ha valorado el edil de Cultura, Vicent Granel, la participación en la primera edición del festival Llum Borriana que ha llenado todos sus conciertos en los espacios más representativos del patrimonio arquitectónico de la capital de la Plana Baixa.

El edil Vicent Granel y el director artístico Pedro Navarro han agradecido la respuesta que el público ha tenido con un nuevo proyecto cultural que pretende combinar dos pilares básicos, el patrimonio y nuestra historia con la música y la cultura.

"La valoración final del festival es muy positiva, tanto a nivel de asistencia de público como de posicionamiento del festival. Hemos apostado para consolidar desde el primer momento este proyecto, tanto a nivel artístico como experiencial, y queremos poner en valor que tenemos, posiblemente, alguno de los enclaves más bonitos al realizarse junto al patrimonio arquitectónico de Borriana", han manifestado.

El cabeza de cartel, Manzanita junto a Josué Ronkio, cumplió con creces llenando totalmente el Racó de la Abadia el sábado por la noche. Con todo el aforo completo, la iluminación de la Basílica de El Salvador y, sobre todo, del ábside, fue la responsable de atraer a la gente hasta un concierto en el que se corearon las canciones del malagueño para finalizar todos los asistentes en pie.

De la misma manera, también destacó el estreno del grupo provincial Capitán Ludd, que agradó a los presentes y fue el encargado de iniciar la noche del sábado a los pies de un ábside iluminado y nunca visto antes así.

Por otra parte, la Big Band del Centre de les Arts fue la encargada de poner la música junto a la iglesia de Sant Blai en el jardín que lleva su nombre. Un espacio verde y de ocio que aprovecharon para la música de big band, y con la que el público se animó a bailar. El entorno de Sant Blai iluminado dio la bienvenida a Borriana el viernes y sábado, transformando el espacio en una nueva mirada para los que pudieron estar presentes.

 

Candlelight en el Refugi

Otro de los ambientes fue el que se creó en los cuatro pases que se realizaron en los conciertos en el interior del Refugi del camí d’Onda. El viernes fue el turno del cubano Alfredo Panebianco, que realizó una selección musical para los presentes que pudieron vivir una experiencia única. Panebianco explicó que “es especial realizar un concierto en un espacio que se construyó para salvar vidas y ahora es la cultura la que entra dentro de él”.

El domingo fue momento para el bordón minero, Carlos Piñana, que acompañado de cajón realizó un concierto íntimo para las 80 personas que pudieron entrar en los dos pases. Las 160 entradas que se sacaron para los conciertos en el Refugi se agotaron en menos de tres horas y “estamos muy contentos de la respuesta del público”.

Granel ha agradecido a los asistentes el comportamiento en cada uno de los pases, ya que “se trataba de conciertos muy íntimos, en los que el espacio, la música y el público tenían que ir cogidos de la mano”.

Con este festival internacional de la Llum, Burriana se une a la red de ciudades europeas con muestras similares de este arte urbano, como Madrid, Barcelona, Lyon, Frankfurt, Lisboa, Bruselas o Turín. Una tradición que empezó en los años noventa del siglo pasado.