La Bosca

- El barrio está dividido en dos secciones censales con diferentes características, una con un alto porcentaje de población migrante y baja inclusión y otra de población envejecida que habita en un parque de vivienda de baja calidad

- La Bosca se encuentra en una situación de fragilidad urbana y demográfica que ha derivado en procesos de exclusión social y residencial


El estudio diagnóstico presentado para la mejora integral del barrio de la Bosca propone revitalizar el barrio promoviendo la cohesión social, la rehabilitación de los espacios urbanos, la formación laboral para la mejora de las oportunidades laborales y la reactivación de la vida comercial en sus calles.

Así se desprende del ‘Estudio diagnóstico para la regeneración física, económica y social del entorno urbano Barrio la Bosca’, que presenta un dictamen de la situación actual y un Plan de Acción con una duración trienal para mejorar los aspectos más problemáticos.

El documento, que plantea propuestas de intervención social y urbanística, ha sido encargado por el Ayuntamiento para planificar las mejoras que quiere impulsar en el marco de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible de Burriana (EDUSI), cofinanciada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), que cuenta con un presupuesto de 830.000 euros para el plan cuatrienal de 2018 a 2022.

El estudio, entregado a finales del pasado ejercicio, contempla, por un lado, la necesidad de trabajar en la inclusión social de los vecinos y vecinas de esta zona y, por otro, la de mejorar el hábitat y los espacios públicos urbanos. En la fase de estudio, se ha tratado de indagar mediante la estadística, así como a través de talleres y entrevistas, para poder encontrar los principales puntos de vulnerabilidad social. En el análisis se han tenido en cuenta tanto la vulnerabilidad sociodemográfica, como la socioeconómica y la residencial.

 

Un barrio dividido en dos

Tal y como se indica en el diagnóstico, el barrio de la Bosca se ha caracterizado desde mediados del siglo xx como un barrio de clase trabajadora donde se ubicaban las viviendas más asequibles del municipio. Se encuentra dividido en dos secciones censales con diferentes características, una con alto porcentaje de población migrante y baja inclusión y otra de población envejecida que habita en un parque de vivienda de baja calidad.

Actualmente, la población migrante tiene un gran peso entre los rangos de edad que se corresponden con la población activa y hay una mayor concentración masculina entre las edades de 35 a 55 años, representando el 10% sobre el total de población. En concreto, actualmente es la población marroquí, seguida de la rumana, la que tiene un mayor peso con respecto al resto de nacionalidades, y el peso total de la población extranjera es del 21’2%, cinco puntos por encima de la ratio municipal.

Para este espectro de población los factores de vulnerabilidad más importantes serían, en primer lugar, la falta de estudios, seguida de la tasa de desempleo y, en tercer lugar, el riesgo de pobreza. De hecho, este sector del barrio posee la renta familiar más baja de Burriana, concretamente de 16.271 euros, situándose a mucha distancia de la media municipal, fijada en 25.505 euros, según los últimos datos.

Por ello, la formación para la ocupación y la intervención sociocomunitaria se remarcan en el Plan de Acción como herramientas necesarias a implementar si se quiere reducir la vulnerabilidad de esta sección concreta. También incide en tener en cuenta políticas que repercutan en la salud activa y el cuidado de la población mayor, así como en políticas de reforma y rehabilitación de la vivienda. Además de buscar una solución a los problemas típicos de movilidad de una población envejecida, con el mantenimiento de aceras y del propio firme de la calle o construcción de rampas.

 

Seguridad ciudadana

Otra vulnerabilidad detectada por el diagnóstico de la Bosca es el de un espacio urbano degradado, con un territorio aislado del centro urbano y algunas calles deshabitadas, así como los comportamientos incívicos. De tal manera que existe el riesgo de que se territorialice la inseguridad en este área.

Según los datos que recopila el diagnóstico, entre 2018 y 2919 se contabilizan un total de 113 infracciones y actuaciones policiales. Sin embargo, la Policía indica que las intervenciones por incidentes de convivencia han descendido de manera continuada.

En ese sentido, en el Plan de Acción se propone como medida la creación de un modelo de policía vecinal, comunitaria o de proximidad junto con un equipo de mediación para dar acompañamiento y seguimiento a los sectores de población con una fuerte vulnerabilidad.

 

La cohesión de la Bosca

Según se desprende del estudio, la Bosca tenía una fuerte identidad y cultura de barrio durante la década de los 60 y 70, pero a partir de los siguientes años la construcción de bloques de pisos y la falta de una planificación urbana que dotase de servicios al barrio y lo conectase con el centro ha ido laminando la cohesión vecinal.

La falta de inclusión y cohesión social es otra de las problemáticas asociadas a la diversidad del barrio y la poca integración de los diferentes colectivos que lo habitan, con poca convivencia y algunos conflictos interculturales.

Para dar solución a esta problemática el Plan de Acción plantea ideas como la creación de un centro social que permita la realización de actividades comunitarias y de encuentro; un punto de información para que los residentes puedan resolver dudas sobre trámites administrativos, brecha digital, o relaciones laborales; otro punto de acogida e información para migrantes; y un impulso del asociacionismo vecinal con un sistema similar al de los Hoteles de Entidades.

 

Equipamientos de barrio para los más jóvenes

También se señala en el estudio la necesidad de aumentar los equipamientos a escala de barrio para favorecer alternativas de ocio y tiempo libre para la población más joven y que les aporte recursos para favorecer su incursión en el mercado de trabajo y el paso a la vida adulta.

Además, si bien el barrio siempre ha estado dotado de equipamientos potentes como el instituto Jaume I, el polideportivo municipal, el colegio Francesc Roca i Alcaide y las dependencias de servicios sociales, son parte de la red estructural y dan servicio a todo el municipio, con lo que no han favorecido totalmente la generación de espacios de identidad para el barrio, con actividades dirigidas a sus residentes.

Aun así, como punto positivo el vecindario destaca los ejemplos del programa de fútbol sala en el polideportivo o la actividad del propio colegio público con ’Patios abiertos’, que han supuesto una alternativa de ocio cercana para los jóvenes y adultos del barrio. Consecuentemente, se le da mucha importancia a la labor del colegio, clasificado como centro CAES (Centro Compensatorio de Acción Educativa Especial), como espacio comprometido para fortalecer, a futuro, acciones educativas en el barrio.

También se concentran las esperanzas en la renovación de la infraestructura y la oferta formativa del IES Jaume I, que puede ser un espacio de transformación importante para el barrio, sobretodo porque atraerá alumnado de otras zonas del municipio y de otras poblaciones.

Asimismo, se incide en la gran cantidad de entidades sociales que están realizando actividades para el barrio y se propone la medida de coordinar todas las actividades en un Plan de Acción Comunitario para aumentar su potencial.

Otra de las propuestas es la incorporación de educadores de calle para dinamizar los espacios públicos en los que ahora mismo se concentra la población joven y adolescente, así como el planteamiento de actividades con jóvenes y personas migrantes, con intervenciones en el espacio público a través de acciones artísticas, gastronómicas o culturales.

 

Urbanismo

En el aspecto urbano, se considera que la reciente remodelación del bulevar de la Bosca puede ser un punto potencial de mejora si se “contagia” al resto de vías del barrio. De manera que se subraya la importancia de aumentar el espacio peatonal para pacificar el tráfico, así como remodelar algunas vías para evitar que se conviertan en atajos de paso de vehículos entre otras zonas del municipio.

Por otro lado, la actividad comercial es muy baja, y la mayoría de usos en planta baja son de almacenes y garajes. Con la desaparición gradual del tejido comercial minorista, sus habitantes se ven obligados a desplazarse fuera del barrio para encontrar servicios de consumo diario, una situación que dificulta la autonomía de los colectivos dependientes.

Por ello, en el Plan de Acción se propone un Plan de usos de locales de titularidad pública para revitalizarlos y dotarlos de contenido y actividades que fomenten la inclusión social. Otras formas de dinamización propuestas son la creación de espacios de trabajo compartido (coworking) como punto de encuentro y dinamización, la definición de condiciones ventajosas para la implantación de comercios y pymes o un Plan de empleo para la mejora de los espacios públicos del barrio.

También se pone de relieve la necesidad de generar espacios de encuentro y socialización, ya que hay pocos locales o espacios abiertos que permitan la convivencia de distintos perfiles de personas, lo que aumentaría la relación y convivencia.

En materia de urbanismo se proponen algunas medias como la instalación de una iluminación homogénea y continua, la mejora de la permeabilidad peatonal con pasos de peatones y recorridos accesibles, así como la adecuación de los pasajes, adecuándolos para que haya mayor conexión con las calles colindantes, y eliminando zonas sin visibilidad desde la calle, para aumentar la sensación de seguridad.

El documento ha sido encargado al estudio Siete arquitectura más ingeniería (7a+i) en colaboración con el equipo de investigación social aplicada al territorio monoDestudio, utilizando una metodología que combina la investigación y la estadística con acciones participativas. Su propuesta se basa en un diseño con enfoque de retorno social y que pone a las personas, entidades y colectivos en el centro del proceso.